Para poder hablar de la inserción profesional de las mujeres migrantes en Francia se necesitan entender diferentes aspectos históricos, políticos, económicos y sociales, así como las diferentes representaciones y desafíos que un fenómeno tan complejo como la migración han provocado en dicho país.
En este artículo hablaremos entonces de la noción de inserción y de como es y ha sido concebida a lo largo de los años. Continuaremos con la manera en que este concepto se vincula con la migración femenina y de las dificultades que las mujeres migrantes enfrentan en su proceso de inserción laboral, pasando por las consecuencias de dichas dificultades para finalizar con las recomendaciones que se han hecho para combatirlas y reforzar la capacidad de acción de las mujeres migrantes.
El concepto de inserción
El concepto de inserción se asocia según Tap (1991) a una de las dos dimensiones de la socialización, la integración social y la integración psíquica. Por integración social se entiende el proceso mediante el cual un individuo pasa a formar parte de un nuevo grupo o una nueva comunidad y para ello tendrá que aprender como entrar al sistema, encontrar su lugar dentro del mismo y finalmente articular las semejanzas y diferencias con los otros miembros integrantes del sistema. La integración psíquica por su parte, consiste en integrar y asimilar en uno mismo las características sociales y culturales de un sistema.
Para Tap, la inserción permite la integración social y sucede en el momento preciso en el que el individuo intenta encontrar su lugar en el sistema. Este concepto también evoca la idea de la movilidad social.
Un poco de historia
Algunos autores como Nicole-Drancourt y Roulleau-Berger señalan que el término “inserción profesional” fue utilizado en documentos legislativos a principios de los años setenta (Dubar, 2001). Sin embargo, el término como tal se acuñó en 1980 con la aparición del “reporte Schwartz” donde se hablaba de la inserción profesional de los jóvenes.
Es así que este concepto empezó a utilizarse para describir las relaciones establecidas entre este sector de la población y el trabajo. Con el tiempo la “inserción profesional” comenzó también a hacer referencia al contexto de competencia que existe para acceder al empleo y que representó una gran ruptura con la época conocida como “les Trente Glorieuses” (1945-1975), un periodo de gran prosperidad y apogeo económico, donde el paso de la escuela o la universidad al empleo, se efectuaba de manera casi automática para la mayoría de los jóvenes (Dubar, 2001).
Fue así que la “inserción profesional de los jóvenes” comenzó a concebirse como un problema social, lo que dio lugar a la creación de diversos dispositivos; es decir, a un conjunto de herramientas para ayudar a los jóvenes a desarrollar un comportamiento estratégico y proactivo que les permitiera integrarse al medio laboral. Este hecho favoreció la investigación sobre la inserción profesional de los jóvenes y propició que más adelante se abriera una línea de investigación con la misma temática, pero con otros tipos de público que también presentaban dificultades de acceso al empleo, como las mujeres y los migrantes. Es así que para los años 2000 podemos comenzar a hablar del “campo de actividad de la inserción profesional”.
Inserción profesional y migración femenina
En los años setenta, los flujos migratorios hacia el continente europeo comenzaron a feminizarse (Roulleau-Berger, 2010). Durante mucho tiempo e incluso hoy en día, la migración femenina es considerada como un complemento de la migración masculina. Sin embargo, en los años noventa comienza a observarse que las mujeres migran de manera independiente y con un proyecto migratorio propio (Roca, 2013).
También en los años noventa, la inserción profesional de los migrantes comenzó a ser una preocupación en Francia, sin embargo, poco se hablaba de la inserción de las mujeres migrantes puesto que el protagonista de la migración era el hombre como se explicó anteriormente. Si ponemos un poco de atención a las estadísticas, según el Migration Data Portal para el año 2017 en Francia residen 7.9 millones de migrantes internacionales, de los cuales el 51.8% son mujeres, es decir, un poco más de la mitad y estas cifras son casi las mismas desde el 2008. Las mujeres han sido mayoritarias en el proceso de migración desde hace poco más de una década.
No es si no hasta el año 2014 que el Ministerio de los Derechos de las Mujeres (Ministère des Droits des Femmes) en Francia, crea un documento llamado “La igualdad para las mujeres migrantes” (L’égalité pour les femmes migrantes) que resume las condiciones de las mujeres migrantes con respecto a su proceso de inserción profesional. La importancia de este texto reside en que plantea la situación de ser mujer y migrante en Francia y las dificultades que dichas condiciones representan. Así mismo, plantea una serie de recomendaciones para favorecer la inclusión y la inserción de este grupo al medio laboral.
Las dificultades de ser “mujer”, “migrante” y “en busca de empleo” en Francia
Se han identificado tres grandes factores que dificultan la inserción profesional de las mujeres migrantes en Francia: la lengua, los modos de acceso al empleo y la exposición a diferentes formas de violencia. En el caso de las mujeres migrantes latinoamericanas podemos agregar un factor más y es el hecho de que la migración de este grupo es relativamente reciente. A continuación, explicaremos cada uno de estos factores.
La lengua
Las mujeres migrantes en Francia vienen de todos horizontes y a su llegada al país poseen un nivel diferente de dominio de la lengua: algunas no tienen ni siquiera las nociones de base, otras ya las poseen; otras tantas poseen diplomas que acreditan su nivel y muchas tienen el francés como lengua oficial o co-oficial en su país, pero no lo dominan forzosamente. Lo anterior dificulta que los dispositivos puestos en marcha para facilitar la integración de los migrantes a través del aprendizaje de la lengua, tengan dificultades para crear cursos de acuerdo a las necesidades lingüísticas de cada persona. A lo anterior se suma el hecho de deber adaptar esos cursos a las diferentes situaciones y estatus de cada mujer, algunas son estudiantes, otras son madres, por ejemplo, y sus ocupaciones les impiden asistir a los cursos que les son propuestos.
El hecho de no dominar la lengua se convierte entonces en un obstáculo para acceder a los derechos sociales de base y poder comprender sus obligaciones con el sistema administrativo francés y, en consecuencia, en un obstáculo para poder acceder al trabajo; sin mencionar que la mujer posee menos independencia y autonomía para poder integrarse y entender las prácticas de la sociedad que la recibe.
La lengua se convierte entonces en una herramienta de discriminación no solamente porque excluye de un sistema social establecido, sino también porque hoy en día en Francia se habla de un tipo de discriminación ligada a la lengua, poco conocida, pero muy practicada en la vida cotidiana: la glotofobia.
La glotofobia es una noción acuñada por el sociólogo Philippe Blanchet para hablar de la estigmatización, el menosprecio, el rechazo de una persona o de un grupo de personas en función de sus prácticas lingüísticas, por ejemplo: el uso de su lengua materna o las características individuales de su discurso (el acento, el vocabulario, la sintaxis); todo lo anterior, sin tomar en cuenta la magnitud de los efectos que esto puede producir en dichas personas (Blanchet, 2016).
En efecto, en Francia las mujeres migrantes pueden ser excluidas por hablar su propia lengua o por poseer un “acento” al hablar el francés. Esto no es exclusivo de este grupo, puesto que existen regiones en Francia que son también discriminadas desde hace muchos años a causa de su acento o sus expresiones (Occitania, Nueva Aquitania, Alta Francia, por ejemplo) e incluso se les niega el acceso a ciertos empleos como: periodista o profesor. Tampoco suele ser exclusivo de Francia puesto que existen ejemplos de este tipo de situación en otros países europeos francófonos como es el caso de Suiza. Gómez (2010), relata el caso de una mujer a quien, después de su entrevista de trabajo, la secretaria le dijo: “Avec cet accent, vous ne pourrez pas travailler pour nous” (Con ese acento, usted no podrá trabajar para nosotros).
Es así también que el plurilingüismo es desvalorizado y que una competencia que podría ser movilizada en el terreno profesional, en un mundo global, queda relegada a la vida íntima de una persona frente a la única lengua legítima: el francés.
Los modos de acceso al empleo
Así como las mujeres migrantes en Francia provienen de todos horizontes con niveles de dominio de la lengua francesa diferentes, también poseen niveles de estudios y de experiencia laboral distintos y el primer obstáculo al que deben enfrentarse, principalmente las migrantes no-europeas, es el de la equivalencia de estudios.
Las mujeres que se ven más afectadas por este aspecto son principalmente aquellas que poseen niveles de estudios altos, a causa de la falta de reconocimiento o mal reconocimiento de sus diplomas. Lo anterior, las lleva a enfrentarse a la descualificación profesional, es decir, se ven obligadas a ocupar puestos por debajo de sus capacidades y competencias laborales. Poco se habla del efecto psicológico en estas mujeres, puesto que el sentimiento de descalificación que vivirán será mucho más fuerte. Muchas deberán pasar por un proceso de duelo al tener que abandonar sus profesiones para reinventarse en el ámbito laboral y comenzar un nuevo proyecto profesional; otras tendrán que enfrentar el duelo de perder una posición directiva o incluso sus propias empresas para volverse amas de casa y económicamente dependientes. Las situaciones pueden ser muy diversas, así como los procesos de cada una para hacer frente a sus nuevas circunstancias profesionales e iniciar su proceso de inserción profesional.
Por otro lado, se observa que las mujeres migrantes carecen de técnicas de búsqueda de empleo adaptadas a su nuevo contexto y en algunas ocasiones, la ausencia de una red de apoyo (principalmente las recién llegadas), para contactarlas y recomendarlas con personas/empresas susceptibles a contratarlas o simplemente para hacerse cargo de sus hijos durante las horas de trabajo o ante alguna urgencia.
Finalmente, existe una diferencia entre la representación de una carrera profesional “normal”, “ideal” y “exitosa” en Francia y en otros países. Durante muchos años, en Francia una carrera profesional exitosa se consideraba cuando la persona realizaba estudios y encontraba un CDI en su área y permanecía entonces en la misma empresa hasta el día de su retiro. Para lograr este objetivo, todavía anhelado por muchos, había que trabajar algunos años y generar experiencia quizás cambiando de ciudad, pero siempre en una misma área de desempeño. Recientemente se empezó a hablar sobre el derecho a tener varias vidas profesionales, es decir, la posibilidad de cambiar de profesión, de “reconvertirse”. También se habla de la posibilidad de ejercer en diferentes empresas y al mismo tiempo, incluso se ha retomado el neologismo “slashing” para poder hablar de esta práctica que resulta tan peculiar.
En otros países tener diferentes profesiones, ejercer en diferentes empresas al mismo tiempo e incluso, en empresas cuya sede se encuentra en el extranjero, trabajar sin contratos y no tener derecho al retiro o a otras prestaciones laborales, suele ser la “normalidad” de la vida profesional. Es así que cuando una mujer migrante redacta su CV y aparecen diferentes títulos, en diversas áreas; diferentes puestos, en diferentes empresas y al mismo tiempo, ante los ojos de un reclutador francés la candidata no tendría sus objetivos profesionales claros o el CV falta de coherencia o incluso puede generar un efecto de desconfianza.
Esto no es exclusivo para las mujeres migrantes. Los franceses que parten a trabajar al extranjero pueden también tener dificultades con su inserción laboral puesto que han elegido introducir una “anomalía” en su carrera profesional y pueden convertirse en víctimas de lo que se ha denominado el “síndrome del CV cocotero”, porque en efecto, validar y legitimar en Francia la experiencia y las competencias profesionales adquiridas en el extranjero es todo un reto, hasta para los mismos franceses.
La exposición a diferentes formas de violencia
Como lo habíamos mencionado con anterioridad, las mujeres migrantes al no dominar la lengua, pierden autonomía e independencia. Esta situación las hará entonces depender de sus maridos para poder realizar todos sus trámites administrativos: solicitud y/o renovación de permiso de estancia, demanda de la seguridad social, creación de una cuenta bancaria, etc. Esta dependencia conyugal generará una asimetría entre los dos sexos: el hombre tendrá poder sobre la mujer y de él dependerá su situación legal, económica e incluso social dentro del país, lo que muchas veces genera que la mujer se encuentre relegada al espacio doméstico. Esta situación puede ocasionar que la mujer soporte todo tipo de violencia física y psicológica para no poner en riesgo su situación en el país, principalmente si existen hijos de por medio.
Según Noblecourt (2014) las mujeres no-europeas son más propensas a ser víctimas de robos y de agresiones sexuales, dentro y fuera de la relación de pareja y aquellas que poseen menos estudios son tres veces más propensas a sufrir violencia y explotación laboral. Al parecer el hecho de no ser europea, juega un rol importante cuando se habla de migración y por ello consideramos importante hablar de un grupo en particular cuya migración es reciente y por lo tanto su inserción laboral ha sido poco estudiada en contextos europeos: la migración femenina latinoamericana.
Particularidades de la migración femenina latinoamericana
La migración latinoamericana en Europa y particularmente en Francia, es “reciente” si la comparamos con otros flujos migratorios. Si bien es cierto que los Latinoamericanos han estado presentes en territorio europeo oficialmente desde el siglo XVI (Ramírez Bautista, 2000), no es sino entre los años 80’s y 90’s que comenzaron a ser visibles. A pesar de los estrechos lazos culturales políticos y económicos que sostiene el país galo con algunas naciones latinoamericanas como México, Chile, Ecuador o Colombia, poco se habla de la inserción laboral de migrantes latinoamericanos en dicho país.
Lo anterior no impide que tanto latinoamericanos como europeos se construyan representaciones sobre la vida y el trabajo en ambos continentes que son alimentadas por los medios de comunicación, principalmente por Internet. Para Gómez (2010) la imagen idealizada que Internet vende sobre el continente europeo es una de las razones que refuerza la voluntad de migrar de muchas mujeres.
Por su parte, los europeos asocian la idea de “mujer migrante trabajadora” a una persona sin formación profesional, que no domina la lengua ni oral ni escrita y procedente de un contexto económico-social pobre, lo que muchas veces está muy alejado de la realidad (Gómez, 2010).
Roca (2013), Piccoli (2006) y Ramírez Bautista (2000) en sus diferentes investigaciones señalan que la mujer latinoamericana es considerada por los Europeos como una mujer tradicional, hogareña, cariñosa, tranquila, atenta, paciente, servicial, sumisa y física y sexualmente atractiva, lo que fomenta que sean asociadas y relegadas a actividades del care (cuidados o servicios a la persona) y provocan la descualificación profesional de la que hemos hablado con anterioridad; sin descartar que estos estereotipos refuerzan también la exposición a la violencia sexual y laboral de este grupo en particular.
La interseccionalidad
En la literatura científica sobre la migración femenina, suele hablarse de la “doble discriminación” que sufren las mujeres migrantes por ser mujeres y extranjeras. Sin embargo, hemos abordado hasta este punto, múltiples problemas a los que las mujeres se ven confrontadas al ser “mujeres”, “migrantes” y “trabajadoras o en busca de empleo”. Es por ello que parece pertinente resaltar que las mujeres pueden ser víctimas de múltiples tipos de discriminación, dominio o estratificación en una sociedad, lo que corresponde exactamente a la definición de término interseccionalidad, propuesto por Kimberly Crenshaw en 1989.
En efecto cuando diversos tipos de discriminación convergen, podemos hablar de interseccionalidad y en este caso podemos evaluar el nivel de interseccionalidad de una mujer migrante en busca de empleo que hará frente a los siguientes tipos de discriminación:
Origen étnico: Ser extranjera / ser Latinoamericana con los estereotipos antes mencionados.
Color de la piel: La nacionalidad y las parejas mixtas se asocian al color de la piel.
Género: Por ser mujeres.
Glotofobia: Por los usos lingüísticos, los acentos, la sintaxis…
Nivel de estudios: Falta de reconocimiento o mal reconocimiento de diplomas extranjeros, descualificación profesional.
Posición socio-económica: Puesto que el estereotipo de la mujer migrante trabajadora es asociado con la pobreza.
Otros tipos de discriminación: Existen muchos otros factores que pueden dar lugar a diversos tipos de discriminación. Actualmente está de moda en Francia hablar de la “grossophobie”, es decir, la discriminación de las personas con sobre peso u obesas. Otros factores ligados a la apariencia física pueden ser discriminatorios también. Las discapacidades, la preferencia sexual, la edad pueden sumarse a la lista.
Si a lo anterior agregamos que muchas veces entre los mismos grupos de migrantes de la misma o de diferente nacionalidad, existen diversas formas de discriminación y de violencia que son muy poco estudiadas y a las cuales se les da poca importancia, se puede decir que las situaciones de violencia y discriminación a las que un migrante puede verse expuesto ya sea hombre o mujer, son numerosas.
Como puede observarse, la discriminación de una mujer migrante trabajadora o en busca de empleo no es únicamente “doble” y cada una poseerá una interseccionalidad diferente de acuerdo a su situación migratoria, misma que tendrá que ser analizada para realizar un plan de acción que permita su inserción profesional.
Las consecuencias de las dificultades de inserción profesional y de los diferentes tipos de discriminación que las mujeres migrantes enfrentan en dicho proceso
Como es de imaginar, hacer frente a este contexto tan desalentador para poder insertarse en el ámbito laboral, no resulta fácil para las mujeres migrantes y genera consecuencias tanto intrínsecas como extrínsecas para cada mujer y su entorno.
Gómez (2010) observa que las mujeres migrantes pueden sufrir problemas psicológicos que pueden ir desde un sentimiento de desmotivación, pérdida de confianza en sí mismas, hasta generar problemas de salud más delicados como la depresión.
En el contexto familiar, las mujeres pueden ser presionadas tanto por su familia de origen como por su familia de acogida, según cada caso. La familia de origen puede creer que la mujer no hace suficientes esfuerzos para encontrar un trabajo. Por su parte la familia de acogida que suele ser la familia política, puesto que un gran número de mujeres migra por reagrupamiento familiar, puede creer en el cliché de que las “mujeres extranjeras” se casan por interés económico y/o por “los papeles” para tramitar su residencia o incluso su nacionalidad en el país de acogida.
En el contexto laboral, Gómez (2010) afirma que las mujeres suelen perder competencias técnicas en sus áreas de especialidad (por ejemplo, una cirujana puede perder destreza y agilidad con las manos) y debido a todos los cambios por los que está pasando es muy difícil que se dé cuenta de la ganancia en términos de adaptación y competencias interculturales.
Finalmente, en el contexto económico si el periodo de inactividad se prolonga, la situación puede volverse rápidamente muy precaria y la mujer puede encontrarse en condiciones verdaderamente delicadas, sobre todo si existen hijos de por medio (Gómez, 2010).
Recomendaciones del Ministerio de los derechos de las mujeres para reforzar la capacidad de acción de las mujeres migrantes
El Ministerio de los derechos de las mujeres en Francia, como lo hemos mencionado anteriormente, propuso en el 2014 tres recomendaciones a nivel nacional para poder reforzar la capacidad de acción de las mujeres migrantes en todos los aspectos de su integración a la sociedad francesa. Estas acciones son acoger, acompañar e incluir.
La misión de acogida y acompañamiento recae esencialmente en la Oficina Francesa de Inmigración e Integración (OFII), bajo la supervisión del Ministerio del Interior, a través de la puesta en marcha de una formación cívica y lingüística que conducirá a la firma del Contrato de Integración Republicana (CIR). Pero esta misión también la llevan a cabo los distintos Programas Regionales de Integración de Inmigrantes. Posteriormente serán las redes asociativas presentes en cada localidad quienes tomarán el relevo.
En cuanto a la inclusión, las acciones de formación e inserción profesional están en el centro de las políticas públicas porque se ha observado que las mujeres tienen más diplomas que los hombres, pero esto no las protege del desempleo.
Las mujeres inmigrantes se orientan hacia sectores profesionales que se caracterizan por empleos a tiempo parcial o no declarados y la familia sigue siendo muy a menudo el centro de su proyecto migratorio, a diferencia de los hombres. Su entrada en el mercado laboral también se ve frenada por su desventaja lingüística, la ausencia de una red profesional, la falta de confianza y autoestima, así como el desconocimiento del mundo profesional francés. Así mismo, el tiempo que una mujer lleva viviendo en Francia parece ser un factor importante para su integración: cuanto más tiempo ha vivido en Francia, más posibilidades tiene de encontrar un trabajo estable.
Toda acción que contribuya a la comprensión de los procedimientos y derechos que conlleva la migración, al aprendizaje y la práctica de la lengua francesa y a la promoción del bienestar personal y la comprensión del funcionamiento del sistema francés en todos sus aspectos, contribuye a reforzar la capacidad de acción de las mujeres migrantes.
Por último, se ha observado que la falta de participación en la esfera pública puede conducir a una mala integración, por lo que se recomiendan encarecidamente actividades que desarrollen y promuevan la participación en la esfera pública o en la vida social.
Referencias
Cohen-Scali, V. (2013). L’insertion professionnelle. Dans : Anne Jorro éd., Dictionnaire des concepts de la professionnalisation (pp. 177-180). Louvain-la-Neuve, Belgique: De Boeck Supérieur. doi: 10.3917/dbu.devel.2013.02.0177.
Blanchet, P. (2016, 21 janvier). La glottophobie, un type de discrimination largement ignoré. Mediapart. [Billet de blogue]. Repéré à : https://blogs.mediapart.fr/edition/petite-encyclopedie-critique/article/210116/la-glottophobie-un-type-de-discrimination-largement-ignore
Blanchet, P. (2011, décembre). La glottophobie, un concept pour analyser les discriminations linguistiques. L’air d’U. Repéré à : https://www.lairedu.fr/media/video/conference/la-glottophobie-un-concept-pour-analyser-les-discriminations-linguistiques/
Bohours, D. (2019, mai). Comment échapper au syndrome du CV cocotier ? Le petit journal.com. Repéré à : https://lepetitjournal.com/expat-pratique/retour-en-france/comment-echapper-au-syndrome-du-cv-cocotier-24670?fbclid=IwAR1utrfLfrBt4631y3KlJsD9CztgskPWcEwf9Jcj1JL-JeU33yTG66_VL-k
Dubar, C. (2001). La construction sociale de l'insertion professionnelle. Education et sociétés, no 7(1), 23-36. doi :10.3917/es.007.0023.
Feltin-Palas, M. (2017, 17 août). L’accent un enjeu du pouvoir. Communication présentée à la 13º édition du festival Hestiv’Oc de la ville de Pau.
Gomez, B. (2010). Intégration professionnelle et sociale des femmes migrantes latino- américaines. Travail Bachelor of arts HES-SO en Travail social. Haute Ecole Sante & Social Suisse Occidental Sierre-Valais. Repéré à : https://doc.rero.ch/record/20862/files/GOMEZ_Beatriz_TB.pdf
Henry, P. (2010, avril). L’observatoire de l’intégration des réfugiés. France terre d’asile, no 40, 1-4. Repéré à : http://www.france-terre-asile.org/images/stories/publications/pdf/L40-vweb-finale.pdf
Noblecourt, O. (2014, février). L’égalité pour les femmes migrantes. Repéré à : https://www.ladocumentationfrancaise.fr/var/storage/rapports-publics/144000126.pdf
Océane Thiers (2018, 30 janvier). Philippe Blanchet : glottophobie et discriminations linguistiques. [Vidéo en ligne]. Repéré à : https://www.youtube.com/watch?v=L92mHRkr9nM
Parella Rubio, S. (2003). Mujer, migrante y trabajadora: la triple discriminación. España: Anthropos Editorial.
Ramírez Bautista, E. (2000). Mujeres latinoamericanas en Europa: inmigración, trabajo, género y atención. Repéré à : http://lasa.international.pitt.edu/Lasa2000/RamirezBautista.PDF
Roca, J. (dir.) (2013). Migrantes por amor. La búsqueda de pareja en el escenario transnacional. Valencia: Germania-AVA.
Roulleau-Berger, L. (2010). Migrer au féminin. Paris : Presses Universitaires de France.
Sarfati, F. (2015). L’insertion professionnelle des jeunes entre précarité, incertitude et expérimentation. Cahiers de l’action, 45(2), 9-16. doi :10.3917/cact.045.0009.
Trindade-Chadeau, A. (2012). Méthodes et outils pour accompagner l’insertion professionnelle des jeunes. Cahiers de l’action, 37(3), 55-64. doi :10.3917/cact.037.0055.
Comments